LA ORATORIA LATINA
LA ORATORIA LATINA |
| La primera catilinaria, Maccari, 1880. |
La oratoria se cultivó en Roma desde los primeros tiempos de la República como recurso práctico para convencer a un auditorio. A mediados del siglo II. a. C. se empezaron a conocer los estudios retóricos griegos y comenzó a estudiarse de forma teórica.
Los discursos se clasificaron en políticos, para convencer a una asamblea para tomar una decisión, judiciales, para conseguir la condena o absulución de un reo, y epidícticos, para alabar o vituperar a alguien.
Un buen discurso debía constar de:
- Exordio: donde se intenta captar la atención del auditorio y presentar el tema.
- Narración: presentación de los hechos.
- Argumentación: exposición de los argumentos.
- Conclusión: recapitulación, en la que el orador solicitaba la adhesión del auditorio a su causa.
Catón el Censor (siglos I a.C- I d.C.) fue el iniciador de la oratoria romana. Aunque escribió numerosos discursos solo se conservan algunos fragmentos.
Las convulsiones políticas y sociales del final del periodo republicano hará que la oratoria alcance su punto culminante, con Cicerón. Cicerón logró un estilo claro, lleno de expresividad y musicalidad, con una gran fuerza, que eclipsó a la mayoría de oradores de su tiempo y que le granjeó la fama y el éxito. Entre sus obras destacamos:
- Las Catilinarias: cuatro discursos de carácter político con los que Cicerón destapó el golpe de estado de Catilina tras ser derrotado en las elecciones.
- Las Filípicas: contra Marco Antonio, con el fin de convencer al Senado de que le declarara la guerra como enemigo de la patria.
- Las Verrinas: acusación contra el exgobernador de Sicilia, Verres, por el expolio de la provincia.
También escribió obras teóricas en las que reflexiona sobre la actividad oratoria. Son De oratore, Brutus y Orator.
Otro autor destacable es Quintiliano, con su Institutio oratoria.
Comentarios
Publicar un comentario