LA ODISEA. EL AEDO TEATRO

Los hexámetros de Homero han vivido una odisea de 2800 años hasta llegar a nosotros. A lo largo de siglos, antes incluso de que la Ilíada y la Odisea fueran puestas por escrito, los aedos los repetían incansablemente; los lectores de todas las generaciones nos hemos entregado con pasión el fragor de la batalla, hemos oído con atención el relato de Odiseo a los feacios, hemos suplicado con Príamo por el cadáver de Héctor, hemos escapado de los cíclopes y de los lotófagos y hemos escuchado el canto de las sirenas.

La compañía El Aedo Teatro nos regala una versión actualizada de los viajes de Ulises articulada en torno a tres voces: la del aedo, que nos muestra con tono épico el mito canónico; la del propio Odiseo, el hombre, que con sus palabras transforma los paisajes y los enemigos en monstruos y a sus compañeros en héroes; y la de Telémaco, el hijo abandonado que fantasea con las aventuras de un padre que no regresó nunca. La palabras con su poder performativo y transformador se convierten en el centro de la obra. Somos las historias que (nos) contamos.

El peso interpretativo de la obra recae íntegramente sobre Jesús Torres. A lo largo de su monólogo asume el papel de los tres protagonistas, dotando a cada uno de matices a través de la modulación de la voz, el lenguaje corporal y el vestuario.

La escenografía mezcla las formas iconográficas clásicas de la cerámica con nuevas tecnologías de forma muy original, en consonacia con la actualización del mito clásico. La música y el sonido de las olas sirven para envolver el relato y crear una atmósfera marítima y viajera.

El dossier pedagógico con actividades para antes y después de ver la obra son muy adecuados y muy útiles.

Uno de los aciertos de la compañía El Aedo es el de traer a la actualidad de forma tan acertada los temas clásicos. Ya lo vimos en su Miles Gloriosus y en Otelo en la red. Destacamos también el uso de los prólogos que saben captar la atención de los jóvenes espectadores. Excelente.

Hemos asistido a esta interpretación con las alumnas y alumnos que cursan Latín en primero de Bachillerato en el teatro Reina Victoria, en el centro de Madrid. Ver algunas de sus reacciones corrobora lo que ya sabemos: que hay algo muy profundo y muy verdadero en las palabras de Homero, si son capaces de conmover a un adolescente tantos siglos después de haber sido compuestas.

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