LA ORATORIA GRIEGA
Discurso fúnebre de Pericles (1852) de Philipp Foltz
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La elocuencia siempre tuvo gran importancia en Grecia. Ya en los poemas de Homero vemos a los héroes pronunciando discursos. Con el desarrollo de las instituciones democráticas su importancia aumentó. El ciudadano tenía que saber convencer ante los tribunales o la Asamblea, y los grandes políticos debían ser también convincentes oradores.
La sofística, en especial Górgias, se dedicó a la enseñanza metódica de la oratoria como arte de la persuasión con independencia de que lo defendido en el discurso fuera justo o injusto.
Tres eran los procedimientos que Aristóteles señaló como necesarios para persuadir al auditorio: el carácter moral (εθος) o la credibilidad del orador ante el público; la emoción (παθος) o la habilidad del orador para crear en la audiencia un efecto emocional favorable y la argumentación (λογος) que era el más importante de los tres, pues hacía referencia a la verdad de los argumentos presentados.
PARTES DEL DISCURSO
a) la introducción (προοιμιον – proemio), en la que se pretendía granjearse la simpatía del tribunal;
b) la narración (διηγησις) o exposición de los hechos;
c) las pruebas (πιστις) o presentación de testimonios, pruebas o argumentos en los que se apoyaba la defensa o la acusación;
d) la conclusión (επιλογος) o resumen con la intención de atraerse de nuevo al jurado.
GÉNEROS
A) JUDICIAL
El ciudadano ateniense debía defenderse personalmente ante un jurado. Con la difusión de la sofística, se extiende cada vez más la profesión de logógrafo o redactor de discursos judiciales para otros mediante un pago estipulado.
El discurso tenía que adaptarse a la personalidad del cliente, que era quien lo pronunciaba, y su objeto no era esclarecer la verdad, sino convencer al jurado. Estos discursos forenses tienen el interés de descubrirnos muchos aspectos de la vida cotidiana de Atenas.
El más celebrado logógrafo fue Lisias (s. V. a.C.)meteco (extranjero residente) oriundo de Sicilia y firme partidario de los sectores democráticos. Como no podía intervenir como orador en la Asamblea por su condición de meteco, se dedicó a la profesión de logógrafo. Narrador nato, de estilo sencillo y claro, tiene una gran capacidad para adaptar los discursos a la capacidad del cliente, llegando incluso a defender ideas contrarias a las suyas propias.
El más importante de los discursos de Lisias es el titulado “Contra Eratóstenes”, que él mismo presentó como acusador de uno de los Treinta tiranos, a quien hizo responsable del asesinato político de su hermano y de la confiscación de la fábrica familiar de armas que tenían.
B) DELIBERATIVO
El máximo representante de este género fue Demóstenes (s.IV a.C.peró con su fuerza de voluntad las dificultades que tenía como orador (tartamudez, incapacidad de improvisación). Se opuso activamente a Filipo II de Macedonia, que intentaba entonces la conquista de Grecia y la supresión de las libertades. Contra él escribió sus Filípicas, cuatro discursos de inigualable perfección formal. En ellas lo acusaba de atacar Grecia bajo la máscara de la paz y llamaba al panhelenismo frente a Filipo, advirtiendo a sus conciudadanos del peligro que representaba pues pondría fin a al independencia y a la libertad de los estados griegos. Aunque consiguió que los atenienses enviaran un ejército contra Filipo y que se aliaran con los de Platea –tradicionales enemigos de los atenienses-, sus esfuerzos resultaron inútiles, pues Filipo derrotó a los griegos en la batalla de Queronea.
C) DEMOSTRATIVO
Su fin era la elaboración de bellos discursos sobre un tema determinado, desde discursos fúnebres hasta discursos para banquetes. Su estilo era grandilocuente y su tono muchas veces cercano a la poesía.
El principal representante fue Isócrates, que fundó en 390 a.C. una importante escuela retórica en Atenas. Su prosa es muy elaborada y de gran belleza por su musicalidad. Ideológicamente, su mensaje político fue el del panhelenismo o unión de todos los estados griegos contra el enemigo común persa, proyecto que acabaría siendo encarnado por Filipo de Macedonia. El más conocido de sus discursos es el conocido con el nombre de “Panegírico”, en el que trató el tema de la unidad griega.
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