SOBRE EL ORIGEN DEL ALFABETO Y DE LA ESCRITURA: HERÓDOTO Y PLATÓN



Heródoto de Halicarnaso vivió en el siglo V a.C. Se le considera el padre de la Historia. Fue el primero en poner por escrito un registro estructurado de los acontecimientos históricos utilizando para ello fuentes muy diversas, ya que fue un gran viajero. 

Su obra, titulada Historia, está dividido en nueve libros en los que habla de las costumbres y leyendas de los griegos, pero también le interesan otros pueblos bárbaros como los egipcios. 

En el libro V encontramos cómo cuenta la adopción del alfabeto fenicio por parte de los griegos, así como su adaptación a las necesidades fonéticas de la lengua giega. 

Esos fenicios que vinieron con Cadmo, entre los que estaban los gefireos, cuando se instalaron en esa región, trajeron a los griegos conocimientos muy diversos y en particular el alfabeto, que, según yo creo, no existía antes entre los griegos. Primero utilizaron el alfabeto que emplean todos los fenicios; después, con el paso del tiempo, cambiaron  al mismo tiempo el sonido de las letras y su forma. En aquel tiempo, habitaban la mayoría de las regiones próximas a ellos griegos jonios, que aprendieron el alfabeto en la enseñanza que les proporcionaron los fenicios y las utilizaron  introduciendo pequeños cambios en su forma; y al usarlas se refirieron a ellas con el nombre de "fenicias", como era justo, dado que los fenicios las habían introducido en Grecia. Y los jonios llaman "pieles" desde antiguo a los rollos de papiro, porque antaño, ante la escasez de rollos de papiro, se servían de pieles de cabra y oveja, e incluso en mi tiempo, muchos bárbaros siguen escribiendo en esas mismas pieles. 



Platón es uno de los filósofos más importantes de la antigua Grecia y de toda la historia del pensamiento. Vivió en Atenas entre los siglos V y IV a.C. En su diálogo titulado Fedro, Sócrates explica a Fedro el origen de la escritura así como el perjuicio que esta supone para la sabiduría. Recordemos que Sócrates, el maestro de Platón, no dejó ninguna obra escrita: 

SÓC. — Pues bien, oí que había por Náucratis, en Egipto, uno de los antiguos dioses del lugar al que, por cierto, está consagrado el pájaro que llaman Ibis. El nombre de aquella divinidad era el de Theuth. Fue éste quien, primero, descubrió el número y el cálculo, y, también, la geometría y la astronomía, y, además, el juego de damas y el de dados, y, sobre todo, las letras. Por aquel entonces, era rey de todo Egipto Thamus, que vivía en la gran ciudad de la parte alta del país, que los griegos llaman la Tebas egipcia, así como a Thamus llaman Ammón. A él vino Theuth, y le mostraba sus artes, diciéndole que debían ser entregadas al resto de los egipcios. Pero él le preguntó cuál era la utilidad que cada una tenía, y, conforme se las iba minuciosamente exponiendo, lo aprobaba o desaprobaba, según le pareciese bien o mal lo que decía. Muchas, según se cuenta, son las observaciones que, a favor o en contra de cada arte, hizo Thamus a Theuth, y tendríamos que disponer de muchas palabras para tratarlas todas. Pero, cuando llegaron a lo de las letras, dijo Theuth: «Este conocimiento, oh rey, hará más sabios a los egipcios y más memoriosos, pues se ha inventado como un fármaco de la memoria y de la sabiduría.» Pero él le dijo: «¡Oh artificiosísimos Theuth! A unos les es dado crear arte, a otros juzgar qué de daño o provecho aporta para los que pretenden hacer uso de él. Y ahora tú, precisamente, padre que eres de las letras, por apego a ellas, les atribuyes poderes contrarios a los que tienen. Porque es olvido lo que producirán en las almas de quienes las aprendan, al descuidar la memoria, ya que, fiándose de lo escrito, llegarán al recuerdo desde fuera, a través de caracteres ajenos, no desde dentro, desde ellos mismos y por sí mismos. No es, pues, un fármaco de la memoria lo que has hallado, sino un simple recordatorio. Apariencia de sabiduría es lo que proporcionas a tus alumnos, que no verdad. Porque habiendo oído muchas cosas sin aprenderlas, parecerá que tienen muchos conocimientos, siendo, al contrario, en la mayoría de los casos, totalmente ignorantes, y difíciles, además, de tratar porque han acabado por convertirse en sabios aparentes en lugar de sabios de verdad.»


Dios Thot


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